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Hermanas Carmelitas Teresas de San José


REUNIÓN EQUIPOS DE TITULARIDAD

El 20 de marzo del 2021, convocadas por Hna. Juana Dolores Manón Quiñones, Coordinadora de la Comisión Obras y Presencias, nos reunimos de forma virtual las Hermanas que formamos parte de los Equipos de Titularidad en los diferentes países y las directoras de las obras.

Iniciamos la reunión con el saludo de Hna. María Rosa Bernardo Llamazares, Superiora General, quien nos invitó a conjugar la tarea educativa con el anuncio implícito del Evangelio y emprender con optimismo lo que se nos confía buscando los medios más adecuados para ejercer nuestro servicio.

Después del espacio orante, Hna. Juana Dolores nos alentó a asumir una nueva forma de trabajar dejando atrás viejas estructuras, abriéndonos a la novedad del Espíritu “quien hace nuevas todas las cosas”.

A continuación, nos dio a conocer la finalidad y los miembros que conforman el Equipo de Titularidad, así como el perfil de quienes forman parte.

En grupos de trabajo, estudiamos los diferentes apartados de los Estatutos, tomando nota de los ecos que surgieron al momento de la lectura; en asamblea compartimos dudas e inquietudes.

Posteriormente Hna. María Soledad Martínez Castellanos, nos presentó cómo es la dinámica de trabajo de los Equipos de Titularidad en España.

Finalizamos nuestro encuentro confiando la vida de nuestras Obras y Presencias en manos de la Reina del Carmelo.

Hna. María Patricia Moyotl Xochitecatl ctsj

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RENOVACIÓN DE VOTOS RELIGIOSOS

“y dejándolo todo lo siguieron” (Lc 5, 11)

Les comunico con mucha alegría todo lo vivido el día 13 de marzo 2021, día de mi segunda renovación de votos. Este día fue muy significativo para mí porque pude agradecer a Dios por todo lo vivido durante todo mi proceso vocacional como Hermana Carmelita Teresa de San José. Agradecí a Dios la vida de quienes han compartido conmigo a lo largo de esos años, especialmente por mi familia. Doy gracias a Dios por la vida de mi comunidad Noviciado San José de Madrid que, con mucho entusiasmo la noche anterior, a través de cantos y detalles, hicieron que este día fuera inolvidable. Todo eso me hizo recordar mi primera profesión.

En la tarde del día 13 celebramos la Eucaristía donde pronuncié mi SÍ frente a mis Hermanas de comunidad, las Hermanas del colegio El Carmen Teresiano, las Hermanas del Gobierno General y los fieles de la parroquia Santa María Madre de la Iglesia. La Eucaristía fue presidida por el P. Julián, sacerdote marianista, quien con palabras sencillas y profundas me invitó a seguir optando por Dios, siendo fiel, viviendo en entrega y amor mi consagración. Luego, con la misma alegría, compartimos una merienda cena y algunos cantos con las Hermanas que pudieron acompañarnos en este día, espacio limitado por la situación actual del Covid-19.

Agradezco a Dios por este día vivido en fraternidad, por mis Hermanas de Congregación, por mi comunidad, por el don de gracia que Él me ha regalado, por el don de mi vocación y por la oportunidad de volver a decirle sí con el mismo entusiasmo de la primera vez.

Hna. Stephanie Marie Santiago Pizarro, ctsj

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ORANDO UNAS POR OTRAS

Con la finalidad de favorecer el conocimiento mutuo, compartir la misión congregacional que tenemos confiada en cada comunidad y ayudarnos a crecer en comunión y pertenencia, la Comisión de Espiritualidad nos propone una actividad muy interesante: HACER ORACIÓN DE INTERCESIÓN ENTRE COMUNIDADES.

Es una buena oportunidad para conocernos un poco mejor, valorar y agradecer nuestra misión y crecer en la conciencia de Cuerpo Congregacional.

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REUNIÓN RESPONSABLES DE PASTORAL VOCACIONAL

El sábado 27 de febrero de 2021, las Hermanas responsables de la Pastoral Vocacional en los diferentes países, fuimos convocadas por la Hna. Dania Margarita Rodríguez, coordinadora de la Comisión de Pastoral Vocacional en la Congregación, a una reunión virtual.

Iniciamos con un espacio de oración motivado por una de las Hermanas de la Comisión, y después, vinieron unas palabras de acogida y motivación por parte de la Hna Dania. La reunión tuvo como objetivo, que las hermanas nos conociéramos y que compartiéramos algunas actividades de animación Pastoral que estamos realizando en cada uno de los países; por lo cual, cada Hermana fue compartiendo de manera clara y sencilla las distintas actividades que se están realizando, de manera especial ahora cuando debido a la pandemia del coronavirus, no ha sido totalmente posible realizar actividades pastorales de manera presencial.

Concluido el compartir, realizamos un trabajo en grupos que después pusimos en plenaria. Y como último punto de la reunión, las Hermanas de la Comisión de Pastoral Vocacional, nos presentaron algunos recursos y ayudas que ellas han elaborado para el trabajo pastoral; también se nos motivó a cada equipo a ir elaborando nuestro plan de trabajo.

Se concluyó con una oración final y la invitación a seguir entusiasmadas y conectadas con Jesús, nuestro único Maestro.

Agradecimos el encuentro, y la disponibilidad que cada Hermana manifiesta para continuar consolidando y extendiendo el Reino de Dios como lo hicieron nuestras Venerables Teresa Toda y Teresa Guasch.

Hna. Patricia Gómez Ruiz, ctsj

 

 

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Conectados con Jesús

En torno al lema pastoral anual: “Conéctate, siente el mensaje de Jesús”, la Comisión de Pastoral convocó a una reunión el día 12 de febrero, en modalidad virtual, a los equipos de pastoral de las obras y presencias apostólicas de algunos de los países donde estamos presentes: República Dominicana, Puerto Rico, México y Costa de Marfil.

Además del encuentro que siempre nos enriquece y de disfrutar la alegría de la comunión que nos proporciona el carisma común, compartimos el tema: Centralidad en Jesús, enfocándolo desde el lema pastoral, con interesantes aportes expuestos por el P. Josep Mateu, con detalles concretos para vivir conectados a nuestro manantial y para ayudar a otros a buscar la Fuente de la Vida.

Así mismo, se compartieron algunos “Tics de pastoral” a manera de recordatorio para lograr un trabajo más eficiente y organizado, siguiendo las líneas marcadas por el Proyecto Apostólico Congregacional (PAC).

Hna. Dania Rodríguez, ctsj

 

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Visita virtual

La pandemia no ha sido un obstáculo para conocer la labor de acogida y acompañamiento que realizan nuestras Hermanas en la comunidad de Costa de Marfil, en el continente africano, animando dos proyectos misioneros: El Orphelinat Betania, en Abidjan, con la acogida de niñas huérfanas y la Ècole Mère Agathe, en Grand Bassam, ofreciendo una educación integral a los niños y adolescentes.

A través de una videoconferencia, desde muchos lugares nos conectamos el 30 de enero para visualizar la labor de esa presencia misionera. ¡Fue una bella iniciativa de la comisión de Obras, Presencias y Fronteras! Y todas disfrutamos de los videos que tan hermosamente prepararon.

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ENTRE ESCOMBROS, DOS ROSAS BLANCAS

ENTRE ESCOMBROS, DOS ROSAS BLANCAS.

Jesús hablaba del Reino con parábolas. Jesús enseñaba a partir de las cosas sencillas: del pájaro que vuela libre y del lirio del campo. El Señor, nos sigue hablado a través de los acontecimientos, de lo que nos rodea, de los elementos de la naturaleza.
Y hoy, Dios nos habla en la sencillez de dos rosas blancas.
En marzo nos sorprendió la pandemia. Las noticias nos alarmaron con una palabra: CORONAVIRUS o COVID 19. Angustia, miedo, esperanza. A algunos de nuestros familiares y de nuestras Hermanas les tocó sufrir, incluso algunos murieron. Nos preocupaban nuestras Hermanas mayores de la Casa Madre. Llegó el verano y respiramos. Qué dicha. En la casa Madre de Barcelona no ha entrado el virus. Al hacerles las pruebas nadie dio positivo. En nuestra oración diaria hemos tenido y seguimos teniendo una intención especial por las personas que padecen los estragos de esta enfermedad.
El 18 de octubre, recibimos un comunicado en el que nuestra Superiora General, Hermana Mª Rosa Bernardo, nos alertaba de que la Hermana Ángeles Pérez había dado positivo. Todas las demás han de permanecer cada una en su habitación. Al día siguiente, tres Hermanas más están contagiadas. Día a día nos siguen informando que van sumándose las Hermanas de la casa Madre que dan positivo. Casi todas. Nosotras, como las demás Hermanas estamos expectantes, con la confianza de que nos envíen un informe médico esperanzador.
Nuestras Hermanas, que tan bien cuidadas han estado y que ellas mismas han tomado precauciones para no contagiarse, que ya habían superado la primera ola de pandemia y confinamiento… ¡están muy enfermas!
El dolor y la impotencia nos entristecen. Las cifras que oímos diariamente en las noticias cambian de golpe en nuestra cabeza y en nuestro corazón. Son nuestras hermanas.
Todas las comunidades nos unimos en comunión de oración en estos momentos delicados y duros que estamos viviendo. Encomendamos al Señor a nuestras Hermanas por intercesión de las Madres Fundadoras… Intensificamos nuestra oración. Mensajes de ánimo y esperanza. Pareciera que el Señor no nos oye.
El día 24 de octubre nos informan que la Hermana Lucía Huerta está ingresada. El 25 ella me manda un mensaje: “Estoy en el hospital de San Pau con neumonía como consecuencia del Covid 19. Un abrazo”. Le contesto brevemente pero ya no lo abre. El 30 nos dan la triste noticia de su fallecimiento.
Cada día más Hermanas necesitan ser hospitalizadas. A los dos días nos comunican la muerte de Hermana Consolación Arroyo; dos días más, y el Señor llama a la Hermana mayor de nuestra Congregación: la Hermana Martina Juan, a punto de cumplir sus cien años. El 4 de noviembre es la Hermana Isabel Seller quien nos deja para volar a la casa del Padre. Y hoy, día 12, despedimos a nuestra Hermana Digna Barreda que se une a las demás Hermanas en el cielo para alabar al Señor.
¡Señor, escúchanos. Señor, óyenos!
Sí. El Señor nos escucha, aunque posiblemente no siempre sabemos interpretar su respuesta, porque sus caminos no son nuestros caminos.
Pero… el 5 de noviembre en la nuestra antigua residencia San José de Sabadell, donde actualmente se está construyendo la ampliación del colegio Jesús Salvador… a Paco, un trabajador de la obra, le llama la atención ver dos rosas blancas entre hierros y escombros. Es noviembre. ¡Quién lo diría!
Desde hace unos dos años, está descuidado el pequeño jardín que con tanto esmero cuidaban las Hermanas de aquella comunidad y que después, con añoranza, la Hermana Ángeles Ayala seguía yendo a regar. Entre otras plantas, había un rosal que ahora está malezas y escombros de la obra. Y, donde en apariencia no hay vida, florecen dos hermosas rosas blancas – una con el tallo más largo que la otra – que intentan buscar la luz por entre los hierros de lo que fue una ventana.
El arquitecto, Javier Barba, que anda por allí, se sorprende, las mira y las corta con mucho cuidado. Dice que despedían un gran perfume. Son días en que las Hermanas de Barcelona y toda la Congregación estamos muy tristes. Nos apenan las enfermas y sentimos dolor por las que nos dejan. Sin dudarlo las lleva a la casa Madre y las colocan junto a la tumba de cada una de nuestras Madres Teresa Toda y Teresa Guasch.
Nos lo cuenta y quedamos sin palabras. Javier, bien conocido por muchas Hermanas, devoto de nuestras Venerables Madres Fundadoras, y nosotras lo interpretamos como algo más profundo que un simple fruto de la casualidad. Es todo un símbolo. Un sacramento. En medio del dolor y sufrimiento que estamos viviendo en nuestro mundo y en nuestra Congregación, sentimos en nuestro corazón un brote de esperanza: la presencia de nuestras Teresas en la belleza de esas dos rosas blancas. Nuestras Madres Fundadoras, Teresa Toda y Teresa Guasch, velan por nosotras. Están aquí. Sigamos invocándolas con fe y confianza.
¿Será, tal vez, que hemos de aprender a leer la realidad desde la bondad de Dios y confiar más en su Divina Providencia?
Magdalena Manzanal Serna, ctsj.

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FRATERNIDADES CARMELITANAS RENUEVAN PROMESAS EN SANTO DOMINGO

Para mí es muy difícil expresar en pocas palabras todas mis vivencias dentro de la Fraternidad Sinaí, donde al pasar de los años adquirí una experiencia profunda de Dios y mi deseo de seguirle.

Es por esto que, con el corazón palpitante por la emoción y sin vacilar, di gracias a mi creador por darme la oportunidad, nuevamente, de expresarle mi amor a través de la renovación de La Promesa.

Esa Promesa que hicimos el pasado 18/10/2020, es la experiencia más emotiva y gratificante que puede vivirse, cuando mis hermanas fraternas y yo, sellamos ese pacto, un compromiso de amor hecho libre y voluntariamente ante Dios y la Congregación de Hermanas Carmelitas Teresas de San José.

Hoy, culminado feliz y exitosamente este proyecto de formación-acción, estoy lista para iniciar mi octavo año de recorrido, dando gracias a Dios y pidiéndole me ayude a perseverar en la fe y cumplir con amor y responsabilidad el querer de Dios en mi vida.

Gracias, Señor, por tanto amor y por sostenerme en esta subida hacia la cumbre!!

Sra. Maritza Arias, miembro de la Fraternidad Carmelitana Sinaí de Santo Domingo.

 

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Siempre he creído que para continuar o hacer una obra para Cristo, no importa la edad ni el tiempo. Esta Fraternidad aumentó, una vez más, mi fe y crecimiento espiritual.

Cuando inicié el camino de las Fraternidades Carmelitanas, tenía dudas, mi esposo estaba enfermo y creía que, al dejarlo en su lecho, sentiría tristeza, pero tenía un compromiso con Dios y tenía que seguir adelante.

Al finalizar los siete años de formación y firmar de nuevo la promesa, les pido que oren mucho por mí para continuar la obra del carisma que me señala mi promesa, quiero ser valiente y decidida.

Gracias a ustedes por su iniciativa. Les comparto que cuando recibí mi certificado (diploma simbólico que me entregaron el día que renovamos las promesas, el 18 de octubre, en la jornada del Domund), en ese momento me sentía como una adolescente porque mi corazón latía de emoción, como si fuera una quinceañera.

Agradezco mi formación a las Hermanas Carmelitas Teresas de San José, a Santa Teresa de Jesús y a las dos Teresas, Teresa Toda y Teresa Guasch.

Con cariño y agradecimiento, Sra. Tania Méndez, miembro de la Fraternidad Carmelitana Monte Carmelo de Santo Domingo.

 

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ESPERANZA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Estamos viviendo a todo nivel una verdadera situación de crisis, dolor, miedo, ansiedad, incertidumbre, desolación, desesperanza… y al mismo tiempo, esperanza, solidaridad, compasión, ternura, cercanía, misericordia, confianza en el Señor… La pandemia se presenta como una crisis de salud, pero tiene tanta fuerza que ha sido capaz de cambiar nuestras costumbres, ha transformado el mundo, y puesto en evidencia una fuerte crisis económica, social, e incluso existencial. Esta crisis, por un lado, pone de manifiesto el egoísmo, la explotación sistemática, se antepone el lucro por encima de las personas y se acentúa más y más la desigualdad social. Sin embargo, ante nosotros se presenta hoy un gran desafío, trabajar por un cambio transformador y coherente con el Evangelio. Solidarizarnos con los oprimidos y marginados, defendiendo por encima de todo sus derechos y la dignidad de la persona y de nuestro planeta.

Escuchamos las noticias o hablamos con personas de nuestro entorno y nuestra conversación habitual gira en torno a lo mismo, parece que hemos dejado asfixiar involuntariamente nuestras acostumbradas conversaciones y se han sustituido por, “más de lo mismo”, ¿será que los medios nos están manipulando y no nos darnos cuenta?

Aún nos estamos sacudiendo de los embates de la primera oleada del virus, con amenazas de rebrotes por doquier y entrando en la segunda oleada que de nuevo nos azota con su furia. Además, la situación que provoca la COVID-19 se va complicando con la existencia de otros virus, como los que generan los catarros comunes o la gripe, lo mismo que de otras enfermedades que siempre hemos padecido y que hoy siguen latentes, pero se silencian y nuestra gente continúa sufriendo las consecuencias.

En el mundo la situación es cada vez más preocupante, con países muy poblados donde la epidemia se hace difícil de controlar. La duda que existe, es si sucesivas oleadas podrán ser contenidas sin la necesidad de repetir el confinamiento masivo de meses anteriores, una experiencia que, sin duda, nos está marcado a todos.

Cuarentenas, cierre de fronteras, cierre perimetral de ciudades, confinamientos, distanciamientos de unos con otros, mascarillas, gel…, circunstancias que nos obligan a replantearnos muchas cosas, como, por ejemplo, los miles de personas que están perdiendo su trabajo y la posibilidad de seguir viviendo como en justicia se merecen. ¿Será que esto nos compromete a redescubrir nuevas formas de acercamiento?, quizá a caer en la cuenta de que seguimos siendo hermanos y que tenemos un Padre común que nos cuida y que vela por todos.

El confinamiento nos está afectando tanto, que ahora mismo hay personas que están sufriendo una situación complicada y difícil, algo que los psicólogos llaman, “el síndrome de la cabaña”: ya se puede salir a la calle, pero con cierta reserva y miedo, mucha gente se ve paralizada por la incertidumbre; sin embargo no faltan personas atrevidas que ignoran o niegan lo que está sucediendo y quieren romper todos los esquemas y normas establecidas por las autoridades; esto nos invita a pensar y ver el lado positivo de todo lo que estamos viviendo, de tal manera que la situación nos lleve a redescubrir mejor cuáles son nuestras verdaderas necesidades y valorar mucho más como verdaderamente se merecen, a tantos trabajadores de sectores esenciales que han estado en primera línea en todo momento.

Esta crisis que hoy nos toca vivir, nos va cambiando demasiado a todos los niveles, y si bien es cierto que de toda crisis puede surgir una oportunidad, también es verdad que hay que tener la firme voluntad de querer aprovecharla. Si la experiencia nos dice que de pasadas crisis hemos salido, ahora también es posible salir, pero siempre confiando en la Providencia de Dios y en la fuerza solidaria que empuja al ser humano a acercarse al otro para caminar juntos y siempre hacia adelante, con paso firme y seguro, construyendo una nueva y sana sociedad, a pesar del tremendo impacto que está sufriendo la economía nacional y mundial, sabiendo que el virus COVID-19, no conoce fronteras ni estatus social, por esa razón y más que nunca, necesitamos vivir la solidaridad y el firme apoyo de unos con otros. No obstante, podemos decir que el amor se propagó más rápidamente que el mismo virus, porque desde el primer momento, hubo quienes que se implicaron para colaborar y ayudar a los más vulnerables y personas de alto riesgo protegiéndolos de esta amenaza tan terrible.

Esta experiencia, hoy nos lleva a nosotras a vivir con mayor intensidad y fuerza, la dimensión de la misericordia configurándonos cada día más con el estilo de vida de Jesús, acercándonos a la doctrina social de la Iglesia y desde nuestra espiritualidad carismática de acuerdo a la vivencia de nuestras Teresas.

Ante esta dura situación que hoy late con fuerza en nuestra sociedad, nos unimos al Papa Francisco cuando nos dice que “la fe en Cristo nos lleva a ser hombres de esperanza y no de desesperación, de la vida y no de la muerte”.

Hna. María Soledad Martín Martín, ctsj

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