Primero que todo quiero dar gracias a Dios por darme una vez más la oportunidad de descubrirlo en los rostros de los pobres, doy gracias a Dios por mi Congregación y porque la Provincia Ntra. Sra. del Carmen que me ha regalado esta bella oportunidad de participar en la misión intercongregacional. Doy gracias a la Junta Directiva de la CRC, Conferencia de Religiosos en Colombia, por preparar con tanto esmero esta misión en la Guajira (Colombia).
Con el corazón agradecido, quiero compartir con ustedes la experiencia de misión intercongregacional en la Guajira, organizada por la Junta de la CRC de Bogotá, quienes estuvieron al frente haciendo posible este sueño de Dios con los más pobres de la Guajira Riohacha, fueron la Hna. Liliana Franco de la Compañía de María, Fray Said Provincial de los padres Dominicos, Hno. Raúl de la misma congregación y la Hna. Esperanza, Franciscana de María Auxiliadora. Ellos dispusieron el corazón y planearon con mucha ilusión esta misión en clave de Laudato Si
y con este material nos invitaban a no permanecer indiferentes ante una tierra que clama por la vida digna.
El punto de encuentro fue en Riohacha, en la casa finca la Maracuya, allí permanecimos dos días conociendo un poco la cultura Wayú y viviendo la intercongregacionalidad en comunión como Iglesia. Participando de momentos fuertes de oración y de integración.
Participamos 37 religiosos y religiosas de 22 Congregaciones quienes acogimos esta invitación de comunión eclesial y misionera de ir más allá de nuestras propias fronteras y salir al encuentro de quienes más necesitan. La Diócesis de la Guajira, nos acogió haciéndonos sentir en casa. Monseñor Héctor Salah Zuleta fue quien presidió la Eucaristía de envío, nos animó a vivir con ilusión y alegría los días de misión, al igual nos recordó que nuestra vida consagrada está para ir a las fronteras donde la vida clama, y que como Iglesia no podemos permanecer indiferentes ante tanto dolor y pobreza que viven nuestros hermanos. El horizonte que tenemos es el del compromiso y eso nos exige salir de nuestras comodidades para ir a desacomodarnos con quienes más sufren.
Con voz de pastor y profeta Monseñor nos ubicó en la realidad de corrupción, injusticia y desigualdad que se vive en este lugar donde hemos sido llamados y enviados a Evangelizar, educar, anunciar y denunciar.
Todos estamos llamados a mantener viva la esperanza y la serena confianza de saber que es Jesús y su Reino quien nos impulsa a dar la vida allí donde somos enviados. Monseñor Héctor con su gran humildad, espíritu fraterno y sentido del humor nos envió a vivir la misión de dos y de tres y hasta de siete religiosos en aquellos lugares donde se necesitaba más presencia.
Ninguno solo, todos en compañía y en lugares inesperados de la Guajira como: Aremasain, cotoprix, Uribia, Villa san Martin, Mongui, la Frontera, Maicao, Corredor minero, Choles, Tabaco Rubio, Matitas y las parroquias de la Inmaculada, el Carmen y el Divino Niño, entre otros lugares colegios y hogares.
La Hna. Jessica, sierva de la Madre de Dios y esta servidora fuimos enviadas a la parte baja de la Guajira a un corregimiento llamado MATITAS. En este pueblo son las mujeres las que llevan la delantera.
Fue este lugar que Dios nos escogió para llevar su mensaje de amor, un lugar muy necesitado en todo el sentido de la palabra, cada día había que comprar el agua para cocinar-beber y cargar para asearnos; sin embargo la sed y el hambre de Dios en este pueblo se palpa.
El rostro alegre de los niños, la sencillez y humildad de cada una de las familias que visitamos y la sonrisa y cercanía de las señoras llenaban de ilusión mi vida. En cada rostro puede descubrir la presencia de Dios, los pobres son sus preferidos y en ellos se transparenta su amor.
Que gran alegría que las señoras aprendieran a rezar el Santo Rosario y poder compartir nuestra fe cada noche en cada uno de sus hogares. La presencia de María en sus familias las mantendrá con Esperanza y fe en Dios.
En el pueblo estan surgiendo con fuerza otras iglesias protestantes. A Matitas le falta un templo y sacerdotes, religiosos y misioneros que los evangelicen. Matitas necesita urgente presencia y acompañamiento en su fe. Necesita un centro médico. Allí se respira mucha necesidad económica, pero sobre todo sed espiritual.
Hasta los animales necesitan ser atendidos por un grupo de voluntarios veterinarios y hacer campañas de vacunación, porque no tiene con que alimentarlos y se multiplican.
Hoy más que nunca la Vida Consagrada esta urgida a resituarse en el valor de lo gratuito, de lo que se ofrece generosamente, del compartir, de la hospitalidad, de las conversaciones pausadas de la alegría compartida y de la oración sosegada, de la escucha de la Palabra de Dios y sobre todo de sentirnos habitados por la Trinidad que nos impulsa a salir de nosotros mismos.
Hna. Dioselina Tabares Suaza, ctsj