Trabajar con religiosas para muchas personas es el fin del mundo. Quizás para aquellos que no conocen la esencia y el propósito de este conjunto de féminas que nacieron para servir.
Las Carmelitas siembran semillas que han dado, que están dando y que darán frutos de generación en generación.
Mi primera experiencia fue en el Carmelo y sentía curiosidad, ansiedad, miedo. Todos estos sentimientos eran porque en la televisión se mostraba a las monjas como mujeres duras, frías, aburridas, autoritarias, feas y odiosas. Compartir un cena el primer día, vi dos monjas muy jóvenes y bonitas que brindaban una calidad sonrisa y un saludo especial. Mientras ingeríamos los alimentos, las observaba sonriendo, compartiendo chistes y acontecimientos del día, pero también me invitaban a relajarme y me incluían en su convivencia. En ese momento dije ¡wao son humanas y personas normales! Ja, ja, ja.
Después de esa experiencia vi que trabajar, socializar y convivir con las Hermanas Carmelitas Teresas de San José es tener una madre, amiga, una hermana más. No es sangre, es compartir espíritu.
El trabajo que realizan es de corazón, de entrega sin importar hora, lugar, religión, clase social, nacionalidad, dan todo, todo por amor.
Esta congregación de Hermanas Carmelitas Teresas de San José es un ejemplo de fortaleza de una mujer, de la resilencia que toda mujer posee.
Al recordar que Teresa Toda se levantó de fracasos que, para muchas mujeres podía representar el fin de su vida. Tener en cuenta que levantó a su hija Teresas Guasch Toda rompiendo esquemas de épocas, nos invita a entender que el tiempo de Dios es perfecto y que ellos nacieron para vivir de Cristo y servir a los demás traspasando fronteras y derribando barreras.
Dios ilumine siempre la labor que realizan las Carmelitas que, como dice el lema sigan dando tanto y solo por amor.
Profesora Mabel E. Ferreras
Centro Ed. Santa Teresa de Jesús Fe y Alegría
Comendador, Elías Piña Rep. Dom