Betania, es una casa de acogida para niñas huérfanas de madre, padre o de los dos: padre y madre. Son niñas de familias que viven en condiciones de precariedad y pobreza y en donde las dimensiones de salud, estudio, alimentación no están atendidas del todo. En esta realidad africana las niñas gozan de unas oportunidades que no todos los niños de aquí pueden tener.
Las posibilidades que se les ofrece, sobre todo una formación integral, humana, intelectual y espiritual la pueden aprovechar al máximo favoreciendo así el desarrollo de su personalidad de cara al futuro y conscientes de su vocación de mujer en esta sociedad marfileña que, muchas veces, la margina.
En la cotidianidad de Betania se va gestando vida. Como madres, maestras y amigas vamos ayudándoles para que, cada niña, según su capacidad, de lo mejor de sí misma, en su persona, en sus estudios, en sus relaciones con el otro.
Una de las cosas que percibimos en las niñas es su sensibilidad orante. Esta hace parte importante en el día a día. Hay niñas cristianas católicas, evangélicas y musulmanas. Compartimos todas la celebración de la eucaristía, oramos juntas, asisten a la catequesis, pues es formación para la vida. Cada sábado celebramos la misa en casa y son ellas las que leen, cantan, comparten el evangelio. De la misma manera el amor a María, nuestra madre, no falla, sea la religión que sea. Se le venera, con el rezo del rosario, cada día los meses de mayo y octubre.
Las niñas son receptivas en todo lo que se les ofrece. Despliegan sus capacidades, son agradecidas. De esta manera la experiencia es distinta cuando van viviendo con creatividad, y no a la ligera, a un ritmo que permita disfrutar de las cosas y que posibilite ordenar la vida.
En Betania, vamos avanzando sostenidas por la Gracia de Dios que asiste a cada una, según su particularidad, hacia la integración de todo su ser en la búsqueda de este Dios que da sentido a lo que somos y a lo que podemos llegar a ser.
Hna. Alma Lidia Rodríguez Zorrilla, ctsj