Hoy hemos vivido el quinto día de la Asamblea, el cual ha sido también
muy fructífero.
En primer lugar, hemos hablado de las semillas, las cuales son la base
de la vida. Es apasionante pensar que, sin las semillas, no habría
espacio para la vida, ya que toda la cadena alimenticia se rompe. Tal
es así, que el ser humano ha creado un banco de semillas que sirva
de reservorio para cualquier posible desgracia mundial.
También la misión compartida necesita de un banco de semillas que
debemos meditar y discernir para concretar las más importantes.
Para tal tarea, nos reunimos en grupos heterogéneos escogiendo una
temática concreta: 1) Puntos de vista de Emaús, 2) Aprendizajes de
la experiencia de salir juntos con una mirada contemplativa, 3)
Documento de la Comisión de la misión compartida y 4) Experiencias
de otras Congregaciones que han trabajado en misión compartida.
Una vez localizadas dichas semillas, las hemos colocado en un lugar
concreto en la sala de la Asamblea. Posteriormente, cada grupo ha
explicado a los otros tres, el trabajo realizado y las conclusiones
obtenidas. Finalmente, hemos estado hablando conjuntamente para
responder dudas e inquietudes y nos hemos vuelto a reunir, esta vez,
en grupos por nacionalidades y así ahondar en nuestro contexto
concreto.
Por la noche, la delegación de Colombia nos ha deleitado con una
recreación propia con música, bailes y gastronomía tradicional de la
nación colombiana, así como actividades de confianza y conocimiento
de grupo ligadas a la temática actual de la Asamblea.