Las Hermanas: Patricia Gómez (quien se prepara para la misión en Macomía), Léonie Zongo, Aba Rose Boah, Esther de León y María Guadalupe Casas (Junioras), damos gracias a Dios y a la Congregación por esta experiencia que nos permitió vivir y por todo el bien recibido en ella; también damos gracias a las hermanas Carmina Ugidos y Carmen Herranz por su disponibilidad para acompañarnos en este recorrido. Una experiencia que nunca vamos a olvidar, el gran gozo de haber pisado tierra donde se empezó una historia con nuestras Madres Fundadoras y que es como si estuviéramos pisando tierra sagrada.
Iniciamos el recorrido saludando a las Hermanas de las comunidades de Tarragona, (colegio y residencia). Disfrutamos de una bella vista al mar desde la casa-colegio de Tarragona, allí se recuerda que era un lugar donde la Madre Teresa Guasch oraba y contemplaba a Dios en este hermoso paisaje; por la tarde, realizamos el recorrido por los diferentes lugares donde estuvieron las Madres: escuela donde estudio la Madre Guasch y la cárcel donde permaneció una noche la Madre Teresa Toda, la casa natal y algunos otros lugares muy significativos para nosotras. También disfrutamos de la acogida, alegría y fraternidad de las Hermanas.
Al día siguiente viajamos a Riudecañas. Otro día lleno de experiencias y de asombro en el que pudimos estar en la finca que perteneció a las Madres y en la Iglesia donde ambas fueron bautizadas, ahí pudimos celebrar la eucaristía en catalán. Después de recorrer el pueblo, fuimos a visitar a nuestras hermanas de la comunidad de Reus que nos acogieron con mucha alegría y compartimos con ellas la comida.
Por la tarde viajamos a la Casa Madre donde nos encontramos con nuestras Hermanas mayores, pudimos percibir mucha alegría de parte de las Hermanas y nuestra, fue una gozada el poder compartir con ellas y ver que viven desde la alegría, la fidelidad y siguen dando vida con generosidad en su día a día, haciendo todo por amor, como decían nuestras Madres Fundadoras.
Durante la visita, la Hermana Paquita Santos nos mostró el museo y nos fue explicando paso a paso, algunos acontecimientos de nuestro Instituto; también nos presentó algunos objetos y pertenencias de las Madres Fundadoras. Algo que nos ha emocionado ha sido conocer el proceso que se ha ido llevando para la beatificación de nuestras Madres Fundadoras; orar ante sus tumbas, y compartir nuestra oración con la comunidad.
Otro lugar significativo que visitamos fue Montserrat lugar donde, Teresa Toda y Teresa Guasch, ponen en manos de María los inicios de la Congregación. Significativo porque nosotras que estamos en la preparación para los votos perpetuos, en este paso tan importante en el que vamos a dar ese sí definitivo, también colocamos en manos de María nuestra vocación, para que sepamos ser fieles al llamado que Dios nos hace, y que nosotras tenemos que seguir fortaleciendo desde su Palabra. En el camarín de la Virgen de Montserrat oramos por toda la Congregación, para que ella siga protegiendo e intercediendo por cada una ante su Hijo. Disfrutamos del día y de un rico compartir.
Al llegar a los diferentes lugares y conocer a cada una de nuestras Hermanas, al ir escuchando la historia nuevamente de como iniciaron el gran proyecto que Dios tenía para nuestras Madres Fundadoras, allí en esos lugares, nos parecía que era un sueño hecho realidad, y que todo eso que habíamos oído en la formación inicial, ahora lo hemos visto, oído y palpado más de cerca, vemos que esta experiencia nos ayudará a fortalecernos y a crecer en identidad y pertenencia congregacional, a tener nuestro horizonte y nuestra mirada fija en quien nos ha llamado y nos sigue llamando cada día, al igual que lo hizo con nuestras Madres Fundadoras.
Es difícil transmitir toda la experiencia vivida durante estos días. Lo que sí aseguramos es que nos ha dejado una huella muy profunda en todo nuestro ser, la cual nos conduce y nos anima a revivir la experiencia vivida por nuestras Madres Fundadoras.
Agradecemos la acogida de cada una de las comunidades de Cataluña. Su cercanía y atenciones y que han hecho que, una vez más, nos sintiéramos en casa.
Que el Buen Dios fortalezca nuestra fe, y que nos siga ayudando para crecer cada día más en identidad y pertenencia congregacional.Hna. Mª Guadalupe Casas Ramos, ctsj