CAMPAMENTO MISIÓN VOCACIONAL
Las integrantes del campamento misión vocacional fueron: Hermanas Luz Marina Osorio Muñoz, Dioselina Tabares Suaza y María Guadalupe Casas Ramos. Postulantes Nayla Paola Meléndez y Karen Milena Torres. Jóvenes con inquietud vocacional Enoelia, Milagros, Saray y Gloria de El Zulia; Gina, Neify y Paula de Arboledas.
Nuestro propósito fue tocar los corazones y las mentes de las persona, fortalecer la vida espiritual, conocer y reconocer la presencia de Dios en la gente pobre, sencilla y humilde y en esta misión descubrir la voluntad de Dios en nuestras propias vidas. Los valores que vivimos en estos días fueron la humildad, el amor, la alegría, la responsabilidad, la honestidad, la amistad, la bondad, la comunicación, la confianza, el esfuerzo, la unidad y el respeto por la diferencia. Al iniciar la misión nos trazamos como compromiso abrir nuestro corazón para que seguir anunciando el evangelio de Dios a todas las personas que lo necesitan ya que Dios nos llama y nosotras somos las que aceptamos con amor y humildad lo que él nos quiere ofrecer.
En esta misión la experiencia que vivimos fue muy hermosa ya que pudimos descubrir la presencia de Dios en las pequeñas cosas que creíamos insignificantes.
La vereda de Chicagua alto nos abrió las puertas de su corazón, con humildad, amor y sobre todo con esa misericordia y entrega que tiene las personas que allí habitan son muy generosas ya que desde el primer momento en que llegamos nos tenían preparo con tanto amor y humildad ese puesto de salud donde podíamos dormir, aunque no teníamos riquezas nos sentíamos millonarias dichosas de estar sirviendo a Dios y a esta comunidad.
Todos en la mañana teníamos el espacio para visitar a las familias de la vereda ubicadas entre las montañas y con una larga distancia para llegar a donde ellas. Cada familia que visitamos fue una oportunidad para compartir la fe y orar con ellas, nos esperaban con mucha alegría, esta experiencia nos ayudó a crecer espiritualmente nosotras las misioneras sentimos tanta emoción al ver los contentos de vernos a nosotras en sus hogares dando gracias a Dios en las oraciones que realizábamos.
Las hermanas nos dieron la oportunidad de integrarnos en las diferentes actividades con los niños, jóvenes y adultos, en ellos vimos la manifestación de un Dios cercano. Compartir con los niños es una de las cosas más hermosas de esta vida de ver su inocencia, humildad, sencillez donde nos enseñaron que a pesar de las peleas siempre van a estar juntos jugando y divirtiéndose como amigos no hay rivalidades ni malos pensamientos ellos solo piensan en jugar y divertirse. Con los jóvenes sabemos que con ellos es un poco más complicado llegar a dialogar tener como esa comunicación de amigos, pero también fue muy hermoso como esas dinámicas los unieron. Que podemos decir de las personas adultas que, con esa disponibilidad, con ese cariño que nos brindaban fue muy significativo saber que sacaban una hora de su tiempo para poder acompañarnos a hacer la novena llegando desde tan lejos.
Al compartir tanto con los niños, jóvenes y adultos hay nos dimos cuenta que la unión hace la fuerza ya que todos ellos compartían con generosidad lo que tenían para que la misión se viviera con tanta alegría, amor y sin faltarnos nada.
La verdad Chicagua alto es muy hermosa por sus hermosos paisajes esas cascadas tan grandiosas que manifiestan las maravillas de Dios.
Solo nos queda dar gracias a las hermanas Carmelitas Teresas de San José que confiaron en nosotras para que las acompañáramos a esta hermosa misión nos sentimos contentas y dichosas ya que experimentamos de cerca el amor de Dios. Ser hijo de María es llegar al cielo y que Jesús te diga HE OÍDO A MI MADRE HABLAR MUCHO DE TI
ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS
Señor Jesús te damos gracias por esta misión que nos has permitido vivir, por darnos la gracia de llevar tu palabra y la buena nueva a estos hijos tuyos, gracias por lo que pudimos dar, también te presentamos nuestra gratitud por lo que pudimos recibir y que sin duda nos ayudara en nuestro crecimiento espiritual.
Te pedimos que esta semilla que hemos dejado en esta comunidad germine para dar un buen fruto en la fe.
Te ofrecemos nuestras vidas que has tomado como instrumento de evangelización, permítenos cada día dejarnos amar por ti para que así podemos seguir siendo testimonio de fe para los demás.
HEME AQUÍ SEÑOR, ENVIAME.
Milagros Peña y Enoelia Gutiérrez
JÓVENES MISIONERAS