Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua las Hermanas Ana Rita, Judith y Mª Ángeles junto a un grupo de jóvenes hemos acompañado a las gentes del pueblo de Ledesma (Salamanca) en estos días Santos.
Cada día hemos intentado dejar latir nuestro corazón desde una clave en la que vivió Jesús estos momentos, pudimos experimentar como late la entrega desde el acompañar a Jesús en el Domingo de Ramos, descubrir como late la generosidad cuando preparamos las cosas con cariño para los demás y a eso dedicamos el lunes a preparar y pensar los diferentes momentos que íbamos a vivir, el martes visitamos dos residencias de personas mayores dejando que latiera la fragilidad, el miércoles visitamos algún pueblo de los alrededores dejando latir la misericordia y así nos fuimos metiendo de lleno en los días Santos.
El martes y el miércoles ofrecimos dos espacios para los jóvenes del pueblo y vino un grupito con los cuales compartimos una Yincana y una Película. Y luego se unieron a nuestro grupo en otros momentos.
El jueves Santo vimos y experimentamos como late el amor-servicio de Jesús, celebramos la cena del Señor en el Monasterio de las MM. Carmelitas y en la Iglesia Parroquial Santa María la Mayor. Acompañamos en procesión los pasos de Jesús orando en Getsemaní y el paso del flagelado y a continuación tuvimos la Hora Santa.
El Viernes Santo fue un día intenso, algunos se levantaron a las siete de la mañana para la primera procesión de ese día y a las once y media todos pudimos ir viendo como late el corazón de Jesús al acompañarlo en el viacrucis en él se fueron desgranando, las diferentes estaciones unidas a las obras de misericordia tanto espirituales como corporales; recordando el camino que recorren millones de seres humanos y con Jesús nos unimos a la humanidad sufriente, doliente, desamparada y sola. Después de los Oficios de Viernes Santo acompañamos al pueblo en la procesión con todos los siete pasos que representan algún momento de los últimos momentos de la vida de Jesús y en la noche acompañamos a María en la procesión de la Soledad.Desde el viernes en la tarde latía el silencio a nuestro alrededor y así el sábado en la mañana hicimos una caminata en silencio. La Hna. Judith y Pilar una joven del Hogar acompañaron en esta mañana a Inés y Miguel dos jóvenes que estuvieron acogidos en el Hogar de Santa Marta y a los cuales se les había muerto el papa.
Y así nos fuimos metiendo en la dinámica de ir dejando que en nosotros latiera la vida que íbamos a celebrar en la Vigilia Pascual ensayando cantos y preparando cada uno de los detalles de la misma.Y la Vida empezó a latir y nos sentíamos alegres porque Jesús vive y así lo celebramos después de la vigilia Pascual tomando un chocolate y compartiendo con la gente.Emilio Vicente de la Paz, el Párroco del pueblo nos dio las gracias por todo lo que habíamos hecho y sobre todo por creer y amar abiertamente en nombre de Cristo. A él también le agradecemos su presencia y acogida en todo momento.
Agradecemos también la casa que nos prestaron las MM. Carmelitas donde nos sentimos muy en casa y la presencia del P. Willian Bustamante OCD que estaba acompañando estos días a las Carmelitas de Ledesma y en algunos momentos se unió a nosotras.
Late la Vida allí donde alguien se encuentra con Jesús Vivo y Resucitado ¡Aleluya!Hna. María Ángeles Domínguez Carrera, ctsj
