El  5 de diciembre 2021, Dios me ha regalado poder vivir una grande y muy significativa experiencia junto a Él, mi familia Religiosa, mi familia biológica y algunas amistades; celebrando con gozo su fidelidad a lo largo de estos 50 años al servicio del Evangelio.

Gracias Señor por esta experiencia de encuentro y júbilo. Te has desbordado en amor y misericordia. Reconozco que, a pesar de mis pobrezas personales, Tú sigues amándome con gestos de ternura y acogida, animando y fortaleciendo mi opción por Ti.

Hoy, es mucho mayor el motivo que tengo para agradecer todo lo vivido, en España, República Dominicana y Chile, de haber podido compartir, enriquecerme y ampliar mis horizontes con personas de diferentes culturas y lugares. Me han enseñado a leer el Evangelio a través de su hospitalidad, sencillez y su manera de ser.

Gracias Señor por la oportunidad que me ofreciste durante varios años de acompañar jóvenes en su proceso de discernimiento vocacional, esta experiencia ha sido para mí una exigencia muy fuerte del Espíritu, que al mismo tiempo me ha confirmado en mi propia vocación, enamorándome más de ti, gustosa de poder decir: Señor, sólo tú me haces feliz.

¡Qué fácil es encontrar a Jesús en la gente sencilla, en los jóvenes, en los niños…! Se han convertido para mí en escuela de aprendizaje. Es mucho más lo que recibes que lo que puedes dar, Dios es pura gratuidad y se manifiesta con una fuerza increíble, y aunque a veces cueste reconocer su presencia en algunas circunstancias, no obstante, al final siempre se hace el encontradizo y me conquista de nuevo.

Por eso, Señor, quiero agradecer tu bondad conmigo por ser quién eres, tu paso en mi vida ha ido dejando huellas indelebles que hoy me llevan a experimentar la necesidad de descubrirte como amigo y compañero en todo.

Tú has ido marcando en mí camino las pautas que ha hecho posible tu proyecto de amor para mi propia realización personal.

Hoy puedo decirte Jesús, que, a pesar de todo, ¡vale la pena seguirte!, ¡que Tú enamoras cada día con más fuerza!, ¡que estoy convencida de tu amor!, que, aunque caiga muchas veces, desde lo más profundo de mi ser, te quiero y quiero seguir adelante hasta el final.

Muchas personas a lo largo del camino han acompañado, animado y orientado mi vida: amigos, sacerdotes y sobre todo mi Congregación, quien me abrió las puertas y me ha permitido “ser”, ¡Gracias Señor, por tanto derroche de amor conmigo!

Gracias Señor, por la oración de tantas Hnas. y amistades que se han hecho presentes en este día para que sigamos en fidelidad a Jesús.     ¡GRACIAS SEÑOR!

María Soledad Martín   ctsj