Amanece un nuevo día para aquellos que son olvidados por la sociedad
El día 5 de noviembre de 2015, El grupo de misionero del Liceo del Carmen», La Torre, que acompaña la Hna. Carmen Luisa Jiménez, junto a la postulante Anyelina Álvarez y la aspirante Elizabeth Ramírez, y los integrantes del coro de la parroquia Santa Bárbara de La Torre, nos dimos la tarea de llevar a cabo un compartir con las personas que viven en las calles del pueblo de La Vega.
La actividad se realizó en el Parque de las Flores ubicado en el centro del pueblo.
Con alegría y un espíritu misionero dimos inicio a la actividad. Una vez en el lugar empezamos a buscar a las personas por las calles y otras plazas, la mayoría tenían dificultades para caminar, así que utilizamos el vehículo para llevarlos.
Nos admiraba ver la confianza con que ellos se acercaron y aceptaron nuestra propuesta. En total, logramos reunir 22 personas, entre niños, mujeres y hombres. Cada uno tenía su historia y el porqué se ven la necesidad de pedir en las calles y vivir en ellas. Entre ellos se encontraba personas muy alegres, otros con ganas de hablar y dar su testimonio a los jóvenes, otros tímido pero muy agradecidos. Ya todos reunidos, el coro comenzó a entonar sus primera canciones.
Dándole gracias a Dios por la vida y el compartir entre hermanos. Personas que nos veían desde lejos, se acercaron a ayudarnos y dar testimonios. Para los jóvenes era un sueño hecho realidad, hacer lo que Jesús hacia por las personas más necesitadas. Ponerse en los zapatos de ellos y aprender que ayudándonos entre nosotros podemos hacer un mundo mejor.
Luego de la bendición de los alimentos, repartimos los platos de comida que fueron donados por el Sr. Máximo, Regidor de La Vega.
Después de la comida se les entregó como regalo artículos personales y un rosario por la clausura del mes de las misiones. Gran satisfacción se veía en los jóvenes, esa sed de seguir ayudando. En el camino con los jóvenes la alegría era tanta que comenzaron espontáneamente a cantar la canción alma misionera. Los jóvenes con gran entusiasmo siguieron esta llamada a servir como lo hizo Jesús, nuestro Maestro.
Fue una experiencia enriquecedora porque nos asemejamos a Jesús, un Jesús que se da, especialmente a los más necesitados, a los que son marginados por la sociedad. Esta acción es señal que la juventud no está perdida, solo hay que proveerles el espacio y la oportunidad.
Elizabeth Ramírez
Aspirante ctsj