Segundo año de misión en San Roque y sexto año de misión como Viajeros por un Sueño. La misión fue programada del 15 al 22 de Enero. En octubre del año, fue nuestro encuentro de preparación, y desde ahí que no nos veíamos como grupo. Sin embargo, parece que no hubiese pasado ni un día. Nos encontramos y comenzaron las risas, las conversaciones, los sueños. Nos llenamos de alegría.
Llegamos un viernes por la tarde y para nuestra sorpresa, habían varios frutos de la misión del año pasado: la capilla limpia, el albergue aseado y con instalaciones nuevas, el párroco más entusiasta y, por supuesto, el fervor de los niños que nos esperaban con ansias.
Como cada año, la misión conlleva una estructura a seguir. Realizamos una invocación al Espíritu Santo y luego el sorteo de las parejas de misión y la distribución de los días que a dichas parejas les tocaba preparar la oración de la noche. A continuación, organizamos los días de trabajo en lo que iba a ser nuestro hogar en esos días: aseo y comida, es decir, todo lo necesario y previo para que todo resultara de buena manera.
Llegó el sábado y con él todo el nerviosismo, pero también las enormes ganas de llegar a las familias con el mensaje de Jesús. Por la mañana, visitamos las casas y durante la tarde, nos reunimos con niños y adultos para tratar diversos temas, además, este año nos encontramos con un nuevo y gran desafío: preparar las Primeras Comuniones de los niños de San Roque.
Los siguientes días tuvieron la misma rutina, pero debo destacar que las oraciones, que cada una de las parejas fueron realizando para nuestro grupo, nos fueron llenando de reflexiones profundas, espiritualidad y amor. Sentimos muy fuerte la presencia del Espíritu Santo entre nosotros y queríamos que el pueblo lo sintieran tanto como nosotros.
Desarrollamos diversas actividades: la Obra del Cristo Roto, una procesión del Jesús de la Misericordia y cantábamos todos los días por las calles de la comunidad.
El día jueves 21 se llevaron a cabo las Primeras Comuniones. La Capilla estaba repleta de gente y los niños nerviosos y felices por el gran paso que iban a dar. Todo resultó maravilloso. Fue emocionante para cada una de las personas que lo vivió. Fuimos parte de la entrega de Jesús a esos niños con tantas carencias.
Y así, sin darnos cuenta, llegamos al día viernes 22 de enero donde teníamos que abandonar aquel lugar que nos dejó enormes enseñanzas, momentos duros, espacios de meditación, alegría y amor. Sí, mucho amor porque finalmente es lo que nos mueve. DIOS ES AMOR. Viajeros por un Sueño. Caminando para dar esperanza.
Constanza Garrido Castillo
Viajeros por un Sueño – Rancagua- Chile