En manos del Alfarero
Gracias
Recibid en primer lugar mi cariñoso saludo y mi acción de gracias. En medio de la visita canónica a la comunidad de Santurce, a la que pertenezco, tuve la dicha de celebrar las Bodas de Oro: cincuenta años de fidelidad del Señor para conmigo.
El viernes 15, por la tarde, las Hermanas del Gobierno General, la Comunidad y nuestra Hermana Rosa Alegre, nos reunimos en la capilla del colegio para celebrar la Eucaristía en acción de gracias por todo lo vivido en estos cincuenta años que el Señor me ha regalado de consagración.
La vida es un don, un regalo que Dios nos hace cada día. Y yo sentí cómo el Señor me invitaba a entregarla, me fié de Él y me puse en sus manos. Son muchos los acontecimientos, sucesos y vaivenes de la vida, y en medio de todo siempre he sentido la compañía y el amparo del Señor. La eucaristía estuvo presidida por nuestro párroco Manuel Vega, fue muy cercano y propició una celebración entrañable. El momento de la renovación, allí, delante de las Hermanas y en manos de la Hermana Mª Rosa Bernardo, Superiora General, estuvo lleno de compromiso y de confianza en que Dios sigue haciendo con este barro que soy lo que Él quiere y me dispuse así a seguir en su manos, dejándome moldear.
Después de la celebración tuvimos tiempo de dar un paseo por nuestro pueblo y luego nos esperaba una buena cena llena de detalles. Agradezco al Gobierno General y al Gobierno Provincial los detalles recibidos: la placa, la felicitación del Papa Francisco, la Sagrada Familia y las palabras de aliento y agradecimiento. Junto a esto, vuestras llamadas de felicitación han hecho que me sintiera muy unida a todas, reforzando así el pertenecer a Dios y a la Congregación de Hermanas Carmelitas de San José.
Gracias por vuestros buenos deseos y oraciones, por vuestras manifestaciones de cariño; así da gusto avanzar.
Siempre unidos en el Señor, entretejiendo lazos.
Hna. Ana María García, ctsj