Comparto mi alegría y agradecimiento a Dios, por haber puesto en mí su mirada y el anhelo de seguirle en la vida consagrada.
He concluido la etapa del Aspirantado en la comunidad del Colegio Teresa Guasch, en la ciudad de Querétaro, donde fui creciendo en el Amor a Jesús y se fortaleció mi decisión de hacer de mi vida un SÍ, de seguir a Jesucristo. Me estimuló conocer más a María y su SÍ al plan de Dios, y descubrir que Ella es nuestro modelo.
Me ha hecho muy feliz y es muy significativo para mí, que haya sido el día 25 de marzo del 2017, día de la Anunciación, en el que haya vivido, acompañada por mis papás, mi madrina, y un grupo de hermanas y hermanos de las dos Fraternidades Carmelitanas, una sencilla y emotiva celebración como inicio oficial de mi etapa de Postulantado, sintiendo el apoyo y amor de las hermanas, de mis padres y madrina, que me acompañaron, felizmente. Durante ese día clamé a Dios para que ilumine mi ser y pueda, así, realizar, siempre, su voluntad.
En la celebración agradecía el tiempo maravilloso que había pasado en el Colegio Teresa Guasch, lugar donde fui conociendo, cada vez más, el Amor de Dios hacia cada uno de nosotros, recordando, con cariño a las hermanas de aquella comunidad, que imaginaba me estarían apoyando con su oración, al igual que las demás hermanas de la Delegación de México. Y agradeciendo que, por su amor, ahora estoy aquí presente, en la Casa de Formación, en la Ciudad de México, confiada en Jesucristo que me da fortaleza para seguir adelante y luchar por un mundo mejor. Fueron momentos muy lindos, en presencia de Dios.
La comunidad y las Fraternidades Carmelitanas de la Ciudad México me recibieron con mucho cariño y alegría lo cual agradezco.
Continuó la fiesta el día siguiente. Con mis padres, mi madrina y la hermana Cecilia Barreda, visitamos la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de México, celebramos la Eucaristía con el pueblo de Dios, y confié a la Santísima Virgen mi nuevo tramo del camino. Subimos al Tepeyac, cerrito donde tuvo lugar el milagro de la aparición de la Morenita, a Juan Diego, en 1531, en los inicios de la Evangelización del Continente americano, y pasamos un hermoso día.
Recuerden que todo se puede en Cristo que nos fortalece.
Que Dios los bendiga en todo momento.
María Isabel Torres López