La visita del Papa Francisco a Colombia ha marcado el inicio de una nueva etapa en la Historia de Colombia. Desde el anuncio de este gran acontecimiento de fe bajo el lema Demos el primer paso entramos en un ambiente de oración, de preparación espiritual, de apertura de mente y de corazón, de toma de conciencia frente a la responsabilidad y compromiso que como Iglesia tenemos.
¡Tiempo de Gracia y Bendición! Para un pueblo sediento de Dios, que como ríos humanos desbordaron las calles por donde iba pasando para ver, tocar, contemplar, recibir la bendición de nuestro Pastor, el Papa Francisco, Vicario de Cristo, Hombre de Dios, mensajero de la paz, del perdón y de la reconciliación.
El Papa ha venido como enviado de Dios para confirmarnos en la fe y en la esperanza del Evangelio.
Hemos dado el Primer Paso, hemos salido al encuentro del otro con todos los hombres y mujeres de buen corazón que quieren un cambio, un estilo de vida más humano y coherente. Confiamos en la infinita Misericordia y ternura de nuestro Buen Dios nos acompañe en este caminar.
En el coliseo La Macarena-Medellín, haciendo eco de la parábola de la Vid Verdadera, en un ambiente de intimidad, también de cierta tensión, como cuando Jesús habló a sus discípulos en el Cenáculo, con la ternura y firmeza del Pastor, nos hablo desde el fondo de su corazón: de la experiencia de Jesús que sale al encuentro, que roba el corazón conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida. Y darlo a conocer con nuestras palabras, nuestras obras es nuestro goce, el goce de evangelizar (APn.29) para muchos han sido nuestras comunidades el foco de atracción donde hemos descubierto este Jesús vivo: (cercanía, vida fraterna fervorosa, testimonio de vida, ganas de llevar a Cristo a los demás) de ahí surgen vocaciones genuinas. El Papa frente a las crisis de vocaciones, hace un claro llamado, a no escudarnos en la crisis de vida actual. Qué bueno contar con familias de profundos valores cristianos. Jamás Dios deja de salir al encuentro de su viña.
Dios llama en la fragilidad de esta tierra Colombiana. Es posible ser fiel y dar frutos. Manifiesta su cercanía y elección donde quiere, en la tierra que quiere, y como esté en ese momento con las contradicciones concretas, como él quiere. Nos animo a no tener miedo en esta tierra tan compleja. Dios siempre ha hecho generar buenos racimos, como las arepas al desayuno
El Papa Francisco finalmente nos exhorta a los consagrados, sacerdotes, religiosos, religiosas a:
Ir a lo esencial, a lo profundo, a un cambio real de vida.
Renovarnos, dejando comodidades y apegos; nos ayuda a responder mejor al llamado del Señor.
Involucrarnos, comprometernos, servir. No pasar indiferentes ante el sufrimiento del otro, de los más desamparados.
Permanecer haciendo de la oración parte fundamental de nuestra vida y de nuestro servicio apostólico.
Permaneced adheridos a la Vid Verdadera: Jesús.
Ser hombres y mujeres reconciliados para reconciliar.
Vivir el estilo de vida de Jesús.
La savia que nutre la vocación es Jesús.
No se puede servir a dos Señores, no podemos aprovecharnos del dolor del pueblo para manejar nuestros propios intereses no se olviden que el diablo entra por el bolsillo.
Todos estos llamados, que nos recuerda el Papa Francisco, constituyen la esencia de nuestra vida como consagrada.
Estamos llamados a ser promesa de un nuevo inicio, de una vida reconciliada, fraterna y solidaria.
Dejamos en el corazón de nuestra Madre y Reina de Colombia todos los buenos deseos, esfuerzos, trabajos que los colombianos vamos a realizar.
Damos gracias a nuestro Padre Bueno por estos días de encuentro con la vida, consigo mismo por la oración, fuerza de comunión y de unidad, por el Papa Francisco, hombre de Dios, por su testimonio de vida y coherencia, por ser esa luz que está iluminado los momentos oscuros que vive nuestra patria.
Hna. Gladys Betty López Diaz, ctsj